Varios factores influyen en la velocidad máxima del caudalímetro magnético. El diámetro del caudalímetro viene determinado por el caudal, no necesariamente por el diámetro de la tubería. En la industria de procesos, el caudal de los líquidos de baja viscosidad, como el agua, es el económico de 1,5 a 3 m/s.
En este tipo de tuberías, el calibre del sensor es el mismo que el diámetro de la tubería.
Lo ideal para un caudalímetro a escala real es fijar la velocidad del líquido entre 1 y 10m/s. En principio, la velocidad de flujo superior no tiene techo, pero suele recomendarse no superar los 5m/s a menos que el material del revestimiento pueda soportar la erosión del flujo de líquido.
En la práctica, la velocidad máxima del caudalímetro magnético rara vez supera los 7m/s. El límite inferior de la velocidad del caudal a escala real suele ser de 1 m/s y, en algunos modelos, de 0,5 m/s.
En algunos proyectos, la velocidad del caudal es relativamente baja en la fase inicial de funcionamiento.
Para una mayor precisión, el diámetro del instrumento debe ser menor que el de la tubería y conectarse con un reductor.
Para fluidos con sustancias propensas a adherirse, depositarse o formar incrustaciones, la velocidad de flujo no debe ser inferior a 2 m/s, preferiblemente 3~4 m/s o más, para facilitar la autolimpieza y la prevención de depósitos y adherencias.
Un ejemplo de fluidos con fuerte abrasividad son los lodos minerales.
Además, el caudal habitual debe ser inferior a 2 ó 3 m/s para reducir el desgaste del revestimiento y del electrodo. Cuando se miden líquidos de baja conductividad próximos al umbral, debe utilizarse un caudal inferior a 0,5 a 1m/s.
A medida que aumenta el caudal también aumenta el ruido de flujo, lo que añade chapoteo de salida.
Por último, el rango del caudalímetro electromagnético es bastante grande, normalmente no inferior a 20, y para los medidores con función de cambio automático de rango, puede superar los 50-100.